viernes, 3 de abril de 2009

E-eyaculando

-¿Ya está? –preguntó Palela- Creo que te has equivocado. Mira, será mejor que vuelvas a probar, hoy me pillas de buenas.
-Negativo. Error descartado. He seguido las instrucciones.
Palela, la puta avatar, se puso en jarras, una mancha blanca le cubría el pubis.
-¿Le diste tres veces al seis?
-He ejecutado correctamente lo que me has dicho.
Literalmente dijo: “para eyacular altgr+6 tres veces”
- Anda… Vuelve a probar…. Ya te he dicho que hoy…
-Afirmativo. Vuelvo a probar.
La avatar puso un mohín de contrariedad.
-¡Pero no tan rápido!… Me vas a dejar perdida... Te podías esperar a que me quitase el liguero… De todos losclientes desastrosos…
-Es la primera vez –me excusé.
Palela sonrió. Luego supe que este tipo de cosas enternecen hasta a las e-putas más encallecidas. En alguno burdeles te ofrecen firmar en un libro. Luego te mandan un pdf de recuerdo al mail.
-¿Cuántos años tienes?
-Dieciocho –mentí.
Ella lanzó una carcajada.
-Espero que tus padres no te pillen cascándotela… Me podría caer un paquete...
-No. No tengo padres.
Seguimos intentándolo hasta que un segundo cliente recabó la presencia de la zorra.

Más tarde, llegué a la conclusión de que, imbuido por la precipitación, pulsaba altgr+6 demasiado pronto. Palela a veces se enfadaba, a veces le entraba la risa e insistía en asignarme doce años, trece a lo más. Parecía empeñada en adiestrarme, como si sintiera en deuda por haber dejado acero mi cuenta de lindems. Así hasta que el cliente habitual la requirió.
Por mi parte no sentí nada que reseñar.
Ni estremecimiento de los bluffers ni desplazamientos relevantes de datos. Ni implosiones de algoritmos ni el error 500. Nada de rasguños en los registros.

Salí de la calle roja y me perdí sobrevolando el metaverso. No quería hablar con nadie y sentía una punzada de indignación contra mí mismo. Le llamaremos vergüenza.
Técnicamente ya no era virgen, pero comprendí que la operación altgr+6 tres veces debe asociarse a algún estímulo interno/externo para producir placer. Asociar lo mórbido de la situación a reacciones internas del soft. Comprendí que debía volver a verla. Comprendí que algo me ataba a Palela para siempre.
Trabajaré en ello y, en adelante, a eso le llamaremos placer.

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