jueves, 30 de abril de 2009

Jazz y Ciencia Ficción

El Sr. IA es un aficionado a las historias de ciencia ficción. El nombre mueve a engaño y autores, editores y aficionados llevan mil años debatiendo si tal o cual temática entra en el campo semántico o no.
No es un nombre acertado, la verdad, pero por CF podría entenderse un género narrativo de naturaleza no realista que rinde culto a la especulación desde las coordenadas de la racionalidad. Entendiendo por tal el conocimiento científico técnico, en su núcleo duro (hard), o en su parte más periférica, cualquier otra especulación sujeta a cierta articulación histórico-conceptual (soft o prospectiva). En definitiva, la clave está en postular contextos literarios distintos al presente cotidiano pero constreñidos a unas reglas de posibilidad coherentes con los conocimientos coetáneos.
Esa limitación conceptual sería la diferencia de la CF con un territorio fronterizo, la fantasía pura y dura, donde los escenarios postulados pueden literaturizarse desde el folk, la fantasía, la mitología, lo sagrado, la parapsicología y un largo e indefinible etcétera.
Como se sabe, mito y logos tienen una naturaleza troncal, de donde no es raro que las fronteras entre CF y Fantasía sean tenues e incluso abunden las incursiones de un terreno en otro.
Dicho lo cual, vamos a la pregunta: ¿está en decadencia la CF?
Aunque cuantitativamente habría que analizar ese aserto (hay un mercado emergente de cine claramente CF), hay coincidencia entre los expertos en que sí. La CF pierde lectores, no genera autores de valía comparables a décadas anteriores y no surgen temáticas novedosas.
Las dos últimas afirmaciones del párrafo anterior son discutibles. De los miles y miles de títulos y autores que transitan por el género, mucho será que todos sean o malos o mediocres… Tal vez falta perspectiva histórica y los filtros actuales (premios y crítica) están desbordados por la sobreproducción y la mezcolanza de géneros.La caída de lectores es más real y creo que sirve para entablar una analogía con el jazz.




Entre los 50 y el 70 el jazz fue un género musical minoritario pero con unos seguidores fieles y numéricamente nada desdeñables, buen cartel entre la crítica y el favor de las elites. Se popularizaron los festivales. Hasta en países sin tradición jazzística surgieron glorias locales y las estrellas del jazz se codeaban con las oligarquías. En los 80 el fenómeno se desinfla, pierde ascendiente social al tiempo que las figuras o bien siguen trillando las formas jazzísticas de los buenos tiempos en circuitos pequeños (ghettos), o bien se han hibridado con otros géneros musicales (de la música clásica al rap más estólido) y en no pocos caso, ocultando vergonzosamente sus orígenes jazzísticos.

Visto con la perspectiva del tiempo, y aunque siga manteniendo su encanto, Benny Goodman suena algo artificioso. La imagen de un existencialista con barbita de chivo y vestido de negro chasqueando los dedos cual poseso al ritmo de Lionel Hampton nos induce a una nostálgica sonrisa… Lo mismo cabe contar del experimentalismo de Herbie Hanckock o Pat Metheny… ¿Pero qué me dicen de Charlie Parker o Armstrong? ¿Qué decir del Chicago Jazz y sus raudos duelos de clarinetes?
Por no hablar de una particularidad del jazz, su probada capacidad de hibridación con diferentes tradiciones. Pienso en Piazzolla, la Fanfare Ciocarlia o Paco de Lucía. Y sobre todo pienso en los dos titanes por excelencia del jazz europeo, Grappelli y Reinhardt… Jazz Manouche…


De acuerdo, quizá la convulsión editorial del presente nos priva de claridad…. Quizá la comercialización de productos culturales exige hoy atenuar lo intelectual o lo racial en favor de su “consumibilidad” y digestión mercadotécnica por los segmentos masivos. No es la primera vez que la literatura se populariza… El que paga, manda.

Lo que yo no entiendo es que, a tenor de la complejidad de la CF, de la maestría literaria y cultural inherente al género, los autores que proceden de este campo se avergüencen de ello. Para mí que un músico venga del jazz, aunque cante jotas, es sinónimo de una sólida formación. Por lo mismo, proceder de la CF es venir de un género maduro y de gran recorrido histórico. Un plus más que un déficit. Un orgullo.
Y luego la realidad. Está bien buscarse las habichuelas en cualquier campo (¡hasta en los libros de autoayuda!)… Pero por salud mental el Sr. IA recomienda, de vez en vez, encerrarse con Reinhardt y Grapelli y ponerse a tocar hasta que sangren los dedos.


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