lunes, 7 de marzo de 2011

El cajón de los conceptos perdidos

Efectivamente, Sombra Gaiman tiene razón: el problema es el cliché. El pensamiento estereotipado.

Antiguamente, el pensamiento mayoritario venía condicionado por la Religión, o por mejor decir, la estructura gestora emanada de un supuesto dios con delegación de servicios en la tierra. El resultado era la banalización de la vida; para atravesar las nacaradas puertas del Paraíso, creyente, siga esta receta: Acude los domingos al servicio religioso; lleva una vida casta y sobria en conformidad con las pautas de conducta estipuladas por nuestro delegado en tu comunidad, entréganos el dinero que te sobre (tener mucho dinero es causa de perdición y extravío en el vicio).

¿Les suena, verdad?
Hoy los cliches te dicen que tienes que hacer para acumular salud, más éxito sexual, más felicidad: Acude el sábado a tu centro comercial, el dinero que te sobre te lo gastas en caprichos que potenciarán tu atractivo sexual: acude martes y jueves a los gimnasios, cuida tu cuerpo y tu cuerpo te cuidará a ti; Paga tus impuestos y atiende las pautas de conducta emanadas de nuestra autoridad en la tierra, el señor médico…

La diferencia radica en que la vieja religión se edifica sobre un substrato mítico que Eliade llama “lo sagrado”. Ciberchico y Señorita Comunicación, en cambio, habitan en la “sabiduría de las multitudes”: La filosofía reducida a la media ponderada de las reflexiones medias más aceptadas por el segmento medio mayoritario más extendido.

La vieja religión, cuando menos, toca territorio intrigante, enigmático, mitológico. Dominarla intelectualmente lleva años. La nueva… Pffff… La nueva se sintetiza en un manual de Google. Basta entender gráficos como este:


Por eso Sombra, puestos a luchar, se pasa al bando de Odín, aunque luego será traicionado y colgado del árbol Ygrdrasil. (Del que descenderá a los nueve días como un ser renacido). Sombra no aguanta los cliches. Puede parecer lo mismo una estampita de Santa Gema Galgani para vender bulas que un spot de Cocacola. Pero las bulas están cargadas de contenido (hay un subtexto HISTÓRICO, oraciones, santos, reliquias, fábulas y el permanente recordatorio de la muerte); el anuncio de Cocacola no tanto… Los muertos no beben Cocacola así que esa parte no interesa.

Hay dos ideologías. Las orientadas al control social precisan banalizar los mensajes para su rápida absorción por la masa, por así decir, precisan “olvidar” determinados aspectos de la realidad. Cuanto más triunfan tales ideologías más “olvidos” acumulan y más tonto tienes que ser para confiar en ellas.

Luego tienes las ideologías complejas: Las orientadas al conocimiento de la realidad. A diferencia de las anteriores ignoran los movimientos de masas y precisan contextos muticonceptuales para definir sus mensajes. Nada de clichés. Sólo si alcanzas un cierto grado de pericia podrás confiar en ellas (y siempre a medias: este camino rehuye las certezas)

Y ahora ya tenemos las claves para intepretar el gráfico. En rojo, los términos más buscados: los cliches. Suponen un 10% de las búsquedas de Google realizadas por el 50% de los usuarios, es aquí donde operan los medios de acción de masas y los dioses modernos. En naranja, la cola. El cajón de los conceptos pérdidos; una dispersa expansión del 90% de contenidos por la que navegan el otro 50% de los usuarios.

3 comentarios:

francissco dijo...

Vamos, que la mitad más tonta busca las tres o cuatro cositas de siempre. Y encima es posible que hayamos mejorado, porque el populacho romano solo buscaba dos, el pan y el circo.

Pero disiento en lo de mayor exigencia para dominar lo sagrado que para el conocimiento actual. Montones de creyentes de todas las épocas se quedaban con el cuatro esquinitas tiene mi cama, tralarí...Pocos teólogos salían de esa masa en comparación.

Justo lo que pasa en la trivialización actual de la salud: se puede abordar así, en plan medicina pop, pero también puedes investigar las células madre(digo)

Pax Vobiscum y tal.

Sr. IA dijo...

No. Yo hablo de los cliches. Los cliches antiguos son mejores en la medida que han quedado obsoletos para su finalidad práctica (el control social y económico) exigen un contexto histórico. Unicamente por eso. Por lo demás, burdos cliches como los contemporáneos.

Anónimo dijo...

Habría que ver cuantos de este 50% ,que en principio parece que se salvan, no estan rebuscando en cliches pasados de moda. :)