viernes, 24 de junio de 2011

Como salvar los ahorros (explicado a los progres)


Curioso lo de este blog. La mitad de los cinco mil tíos al mes que pasan por aquí (eso dice Google, yo creo que no llegan ni a 30) son beatos que buscaban estampitas de San Antonio o de los arcángeles. Caen por aquí, ven las estampitas y adiós muy buenas. Recen por mí. La otra mitad -salvo dos personas de muy buena familia y fuera de toda sospecha- son todos unos rojazos recalcitrantes, resentidos del PSOE (o peor, psoeadictos que buscan autoflagelarse), independentistas antiespañoles de Bildu o peor. Progres perroflauta, sodomitas, lectores del País y maltratadores reprimidos…


Pero les tengo cariño (sincero). Así que mientras esperamos qué pasa con Wittgenstein les voy a dar un gran consejo: Aquellos de ustedes que tienen la suerte de conservar el empleo seguro que son personas inteligentes, que sin duda han sabido esquivar la burbuja inmobiliaria, no tienen hipotecas y en los últimos años han acumulado un modesto capital de, pongamos, cuatro o cinco mil euretes. Háganme un favor. Este verano se me hacen un paquetito, se me van de viaje a Luchon o Carcasona (aunque mi favorita de siempre es Arles) y se me abren una cuenta en alguna de estas entidades:



Si prefieren un banco en línea, recomendamos el AXA Banque (www.axabanque.fr ) o ING Direct (www.ingdirect.fr). Pero claro, entonces lo del viajecito no.


O sea que les aconsejo el ingreso presencial. Tocarse con un elegante sombrero de filtro, solicitar la presencia del director de la entidad y hacerse pasar por un político español de medio pelo dispuesto a pasar 15 días en el Sur de Francia, para lo cual necesita usted acumular unos cuantos miles de euros en una cuenta local. (No por eso olvide preguntar si dan algún regalito por el ingreso, una tele de plasma o una bici o latas de foie, algo cae).


En 2001 diecisiete Estados europeos renunciaron a su soberanía monetaria sometiéndose a una entidad supranacional, el Banco Central Europeo. En la práctica eso implicó que los gobiernos ya no podrían enjugar sus déficits devaluando moneda, que hasta entonces había sido la práctica habitual de países como España. El tratado establecía el compromiso de que bajo ningún concepto los euroestados superarían un endeudamiento de las cuentas públicas de más allá del 3%... Blablabla… Los primeros que se pasaron por el forro este límite fueron los alemanes, luego los franceses… y más blablablá…


Al asunto. Explotan todas las burbujas habidas y por haber y tenemos los siguientes datos. En los presupuestos de 2010, el gobierno de este inútil de Zapatero (al que ustedes ven con mejores ojos que a Rajoy, algún día me lo explicarán) preveía para 2011 una caída del 15% de los ingresos. A 20 de junio de 2011, la realidad es que los impuestos especiales han caído un 76%, respecto a 2010. El IRPF ha caído un 33%, el IVA (a pesar de la subida del 2% en el tipo medio) un 47% menos, otro 32% el de Sociedades… Más info aquí.


Total que en 2011 el Estado tenía previsto gastar sobre 122.000 millones de euros, pero claro, ¿de dónde los saca? Como los ingresos han caído en picado y los pensionistas, funcionarios y parados (amén de los mismos políticos) se empeñan en cobrar a fin de mes no ha quedado otra que emitir en lo que va de 2011 deuda por valor del 70% de esa cantidad, o sea, 80.000 millones.


Así las cosas quedan tres opciones.


La primera es que los turistas vengan en manadas a nuestras playas. Gasten en putas, helados y masajistas playeros. Encadenen cogorzas una detrás de otra, cagarrinas por paellas una detrás de otra y llegado septiembre se ingrese un dinerito que nos permita llegar con brío a Navidad.


La segunda es que el verano es flojito. Entonces, se impone recortar todo y más. Por ejemplo, cancelar la paga extra de Navidad de funcionarios y pensionistas, suprimir todo gasto público que no sea estrictamente necesario… Cancelar cualquier expansión del gasto y privatizar lo poco que queda por privatizar (AENA y los puertos). No se olviden tampoco de meter un copago allá donde se pueda.


En circunstancias normales eso nos daría otro añito de vidilla, y a ver si hay suerte y entre tanto se recupera la economía. (También les adelanto que lo más seguro es que no, y que con el PSOE, menos).


Pero he aquí que cuatro izquierdosos montan el 15M. De golpe y porrazo, un país pasivo, sin capacidad social de respuesta, se dota sin comerlo ni beberlo de un cauce de movilización social acojonantemente potente montado por cuatro pelacabras con un sorprendente poder mediático.


Este mecanismo de movilización no permanecerá impasible al recorte que se nos viene encima. Al contrario, crecerá con la indignación más que razonable de los jubilados, los funcionarios, los recortados… Arrastrará a los sindicatos, al ATA, a los gays y a la asociación de víctimas de esto y aquello... Por otro lado, ni los alemanes ni los franceses destinarán un solo euro de sus cuentas a responder pacientemente por los pufos de los españoles (y la verdad, yo no les voy a culpar).


¿A dónde nos lleva eso?


Pues a la peseta. Conversión de los euros obrantes en los bancos nacionales en puras y duras pesetillas de las de antes. A continuación devaluación del 25%. Naturalmente, todos los españoles serán un 25% más pobres, pero da igual. Se ha hecho justicia, es más que posible que algún banco haga catacroc pof crash choc… Pero "el pueblo" habrá entonado el ¡Victoria!


Si les digo que la devaluación sería un durísimo golpe para la economía (ya no digo el batacazo competitivo que supone perder la referencia euro) y que la argentinización tampoco soluciona la necesidad de recortes a corto plazo, no me van a creer. No me van a creer porque todos los lectores de este blog menos dos son o unos rojazos recalcitrantes o independentistas antiespañoles. Así que todo lo que les puedo aconsejar es que no se olviden de visitar Francia estas vacaciones. No sean tontos, me parece muy bien que ustedes se manifiesten por la soberanía monetaria, me resulta muy simpática la causa de los que menos han ganado durante los años buenos no sean los que más sufren en las vacas flacas (es imposible que esto deje de pasar y no voy a mover un chip en tan perdida causa, pero la idea me cae simpática). Tienen ustedes toda la razón, no es lo mismo el voto de un tontaina obnubilado por Intereconomía que ustedes, bien informados a través de El País y los chistes de Wyoming. No mola que el voto de un soriano o un segoviano caciquil y casposamente derechón valga tres veces más que el de un madrileño comunista. Muy bien. Todo eso me suena maravilloso.


Pero no sean burros y los ahorros, en Francia. Por lo que pueda ser. Créanme, con la pasta en Francia se manifestarán ustedes con más tranquilidad de ánimo. Seguirán indignados, sí, pero no de ese modo visceral tan desagradable rollo barra brava del River, no… Además, el ayuntamiento ya no podrá embargarles las cuentas así como así (Hacienda sí**), después de cambiar el mundo volverán a casa de mejor humano, con ese nosequé que da la comunión con la masa popular pero con unos ahorritos en Carcasona por si vienen mal dadas.


El año que viene, por ejemplo, cuando estén sin curro y se digan, menos mal que hice caso al Sr. IA.


NOTA 1: Todo esto es un chiste, claro. Nunca jamás se me ocurriría aconsejar públicamente la evasión de capitales (además, ya no he utlizado esa palabra, simplemente hablo de abrir cuentas con fines turísticos para viajeros con destino Francia). Vamos… ¿Instar al fraude?... Eso es imposible. Además, comparto plenamente las opiniones del señor Zapatero y del Señor Botín de que la recuperación es cosa de unos días, de unas horas diría yo… No hay más que ver con qué confianza lo dicen, con esa cara de cemento armado que tienen los dos…


**Claro que sí tienen hijos menores sin actividad económica pueden ustedes abrir la cuenta francesa a nombre del hijo, entonces incluso hasta pueden arriesgarse a alguna pequeña travesura de primero de fraude fiscal - fontanería financiera básica. Si les dicen algo, digan que es para un Erasmus o cosa así, que cuela.

domingo, 19 de junio de 2011

Wittgenstein al estilo de la casa




Paso 1: Los datos percibidos son emulados por el cerebro. Se forma así un mapa. Le llamaremos Mapa de clase P
Paso 2: Asociamos emociones a dichos mapas
Paso 3: Dado que la vinculación mapa-emoción resulta útil, indexo estos mapas de forma que pueda recordarlos, es decir, remapearlos a mi antojo a partir de unas determinadas instrucciones de indexación: Memoria. A estas nuevas figuras las llamaremos Mapas de clase M.
(Doy por sentada la existencia de ciertas pautas de configuración del mapa en 1, 2 y 3. Aspectos como arriba-abajo, centro-periferia, geometrización… La propia configuración de memoria ya presupone el operar de nociones antes-ahora, presente-pasado…)

Paso 4: Utilizando estos mismos o parecidos parámetros de indexación de memoria obtengo la capacidad de ficcionar mapas. Reconstruyo los recuerdos conforme a criterios de posibilidad. Ej. ¿es posible combinar el mapa A –tal cual está en la memoria- y el mapa B –tal cual está en la memoria? En caso afirmativo: Ficción. A estos mapas los llamaremos Mapas de clase F.

Paso 5.
Para gestionar estos mapas, para darles significado, ya no me valen las emociones. Preciso un sistema de indexación mucho más sofisticado al que llamaré lenguaje. A su vez, el lenguaje presupone una preestructura (sujeto-verbo-predicado).

Por esta razón se dice que el lenguaje construye la mente. Los mapas de tipo F nos resultan significativos cuanto están organizados en términos traducibles a signos. Es decir, los mapas F –pensables- están configurados por y para el lenguaje. Supongan que tengo una máquina de reconocimiento de patrones. Para que funcione mi máquina debo darle unas claves de obtención de patrones. Eso quiere decir que el lenguaje construye la mente. Los patrones que mi máquina reconoce están basados en las instrucciones de rastreo de patrones.

(Por supuesto, sospecho que la construcción del lenguaje no es meramente un proceso lógico, es un proceso guiado desde fuera a través de un aprendizaje. Sospecho que sobre un esqueleto lógico, se van aplicando capas de hábitos denominativos… Pero este es otro problema).
Bien, esta teoría del conocimiento tan wittgensteniana tiene una fenomenal capacidad explicativa.

Por ejemplo, ¿Qué es el Yo?
El Yo es un mapa generado por la mente a partir de la combinación de diversos submapas. Es importante destacar que mezclamos mapas de tipo P, M, e I y F. Así obtenemos un mapa asociado a una multitud de funciones (utilidades). El mapa del Yo está asociado a funciones como el mapa que describe al ente biológico que soporta una serie de experiencias, el sujeto lingüístico implicado en oraciones del tipo “mi casa” o “pienso luego existo”, en descripciones del tipo “el individuo que me contempla en el espejo”, “el hijo de mi padre”, etc…
La idea de Yo surge del mapeado de todo esto barullo de submapas.

Y la pregunta que se nos suscita es: ¿Es el yo una ilusión?
El Yo, los conceptos, las ideas, los números son, ante todo, funcionalidades. La dicotomía real/ficticio, experimentable/ilusión, sirve de poco. Lo que me interesa del número 2 no es si pertenece a la categoría de mapas de tipo de clase P que podemos experimentar físicamente. Lo que me interesa es que el mapa 2 funciona que no veas para contar ovejas. En último extremo, la diferencia entre el mapa F "La montaña de oro" y el mapa F "Yo" estriba en que el primero apenas funciona, el segundo, en cambio, tiene una fenomenal capacidad operativa.

Estoy seguro que ninguno de los inteligentes lectores de la Vida Sexual de la IA diría que el número dos es una ilusión. Puede que sea un mapa ficticio, pero responde inequívocamente a funciones tangibles (y además, codificables con una perfección maravillosa).

La apuesta de Wittgenstein salva con elegancia y eficacia la dicotomía real/ideal. Existen cosas y sobre estas cosas operan funciones. Pero sospecho que sigue aquí latente un dualismo: Una cosa es el plano físico y otra el plano lingüístico. En otras palabras, el mundo de lo físico y el mundo semántico.

lunes, 13 de junio de 2011

Mapear lo real y lo que no es real

Creo que (a falta de terminar las Investigaciones) voy llegando ya a un discurso plausible para lo que quiero decir.




¿Qué quiere decir que el lenguaje construye la mente?Vamos a partir de, precisamente, el extremo opuesto, del lisboeta Antonio Damasio. Este gran neurólogo y divulgador científico nos da una fertil imagen de cómo funciona la mente. La mente mapea.

Me parece una buena analogía de partida.

Sí, en una primera fase, la mente se encarga de mapear todo aquello que le contiene. Según la complejidad del animal, los mapas son más o menos complejos. Mapas del mundo exterior, y mapas también del propio cuerpo.

Determinados mapas se asocian a determinadas emociones. El mapa de "león arremetiendo" se asocia a la emoción "miedo" y a la respuesta "salir corriendo" (es un ejemplo). Según Damasio, así se construye el proceso de percepción-acción, y la verdad es que suena extremadamente sensato. Vamos, que no se me ocurre que esto no sea así.

Ahora bien. ¿Se pueden mapear situaciones que no corresponden a una realidad física?

Vayamos por partes. Tenemos memoria, los mapas se guardan. Posiblemente no se guardan con la cantidad de matices emanados de la percepción inicial, tal vez sería mejor decir que se indexan. O se comprimen. O se vectorializan. Es decir, en lugar de consumir la cantidad de recursos que entrañarían el mapa íntegro, lo procesamos de acuerdo a unas reglas de compresión. En definitiva: Lo codificamos.

Mi teoría es que a partir de la memoria y de las reglas de codificación, y como un uso más sofisticado de la memoria, a los humanos (posiblemente a alguna otra especie) se les suscita la posibilidad de ficcionar. De imaginar. De proyectar en el interior de sus cerebros mapas, no de la realidad qué es, sino de la realidad que puede ser. Y que esto es lo verdaderamente asombroso del conocimiento humano (o afín).

Ahora bien, amigos humanos, para gestionar ese mapeado ficticio, ya no os bastan las emociones... Se precisa un aparataje conceptual mucho más elaborado. Bienvenidos al mundo de las ideas.

Para celebrarlo, añado una nueva entrada a 50 grandes LPs de pop español posteriores a Dioptria. Es Batíscafo Katiuskas, de Antònia Font, grabado en 2006 y que supuso su consagración definitiva.

jueves, 9 de junio de 2011

El Gran Lebowski dice...



O Teorema del Sr. IA sobre la Pobreza

El Nota, The Dude, en El Gran Lebowki, es un producto, no sé si del Summer Flower, pero evidentemente de la sociedad de consumo. Un vago, pasota, feliz en su burbuja de cervezas, porros y partidas de bolos con su entrañable cuadrilla de golfos. Hippy de bolera. Ya me perdonarán los afectados, pero es ver las interminables asambleas del 15M y venírseme a la mente aquellos disparatados diálogos sobre el anti-Vietnam… “Sí, es el gran Lebowski, participó en el segundo borrador de la declaración de los 24 de Vancouver, pero no la del 69, sino en el 71… Ahora no sé… Bueno, es igual”…

A lo que voy. Presento mi candidatura al Nobel 2011 de Economía. Mi teorema dice:
A- Sea cual sea la coyuntura un pobre siempre lo pasa peor que un rico.
B- Si la coyuntura es peor, un pobre lo pasa peor
C- No siempre si la coyuntura es mejor un pobre lo pasa mejor que cuando la coyuntura es peor
.

Animo a cualquier Nobel anterior a mí a desmontar mis argumentos.

Dice Stiglitz (Nobel 2001) que la política de austeridad, de mantener la inflación baja y reducir déficit público solo beneficia a los bancos y garantiza malos tiempos para los pobres durante los próximos 10 años. Dice Mundell (1999), que vamos bien, que en tres años para arriba otra vez.

Puede pensarse que la economía es una ciencia descriptiva, no predictiva. Así son las cosas, basta que en un modelo económico introduzcas variables como miedo, codicia y prestigio para que todas las ecuaciones enloquezcan. Imaginen que los inputs de un experimento fisico fueran, no sólo datos parametrizados matemáticamente, sino además, porcentajes relativos a aspectos como “humor del investigador” multiplicado por “grado de resaca del becario” elevado al “grado de satisfacción del ejecutor” y partido por “coeficiente del Diario Las Provincias de indignación de la masa demográfica de la Com Auto de Valencia”. Coincidirán que, en tales circunstancias, obtener leyes y teoremas no interpretables sería toda una hazaña. Y sería una hazaña porque la parametrización de esas variables subjetivas ya entraña una enorme interpretación.

Sería una hazaña pero.... yo lo he hecho. Y digo que la afirmación

D- Sean cuales sean las políticas, coyunturas, situaciones, contextos, métodos y herramientas, A es siempre cierto. (Teorema IA sobre la pobreza)

Es cierta.

¿Dónde reside el fascinante carácter de verdad a priori del Teorema de IA sobre la pobreza?

No otro va a ser el tema de mi discurso de aceptación del premio Nobel....

[Ya me estoy viendo, chisporroteando en un plasma de 400 pulgadas enfundado en un frak: Altezas Reales…]

domingo, 5 de junio de 2011

Por qué no creo en la máquina del tiempo (II)

Ahora pienso que el tiempo es una ficción. Del mismo modo que la luz precisa del polvo para configurar un haz, el tiempo es el fondo que introduce la mirada del hombre sobre el mundo. No obstante, esta ficción se basa en una realidad; la entropía, la imposibilidad de los entes de volver a su estado anterior. El tiempo no es un invento arbitrario, trata de emular la propia estructura de las cosas.

Esta asimilación tiempo/entropía me resulta ilustrativa de cómo funciona el lenguaje. De algún modo, las ideas, los conceptos, plasman características del mundo físico. O copian "a su manera" algún rasgo de la naturaleza. El lenguaje, dirá el primer Wittgenstein, es un isomorfismo del mundo. Una disposición de funciones entre objetos lógicos que emulan las relaciones inherentes a un hecho y que nos permiten describirlo.

El propio Wittgenstein se autodesmentirá parcialmente en las Investigaciones. Supera la noción de isomorfismo; no es verdad que el lenguaje tenga este caracter isomórfico respecto a los hechos que emula. No siempre. No necesariamente. El segundo Wittgenstein pone, entonces, el énfasis del lenguaje en cómo funciona. Qué reglas rigen la correlación entre descripción y hecho descrito: somos nosotros los que "afinamos" asignando funciones la capacidad del lenguaje para mapear la realidad.

Me gusta Wittgenstein cuando dice que el lenguaje hace la mente. Intuyo que lleva razón; la mente es una consecuencia del lenguaje.