martes, 12 de julio de 2011

Nanotrado mirmecológico

En un glogleo de urgencia sobre historia de la mirmecología, la apasionante ciencia de las hormigas, termina uno en la Viquipedia. Se recoge ahí la evolución del estudio de las hormigas. Desde los primeros balbuceos taxonómicos, a mediados del XVIII (y es sorprendente que con anterioridad nadie mostró el menor interés por estos himenópteros, 12.028 especies descritas, 385 géneros, 26 subfamilias; estamos hablando de fácilmente el 15% de la biomasa planetaria animal) a la publicación en 1802 de la Historia Natural de las Hormigas, de Pierre André Latreille. En un primer momento los intentos explicativos de la complejidad de un hormiguero llevaron a postular un psicologismo impulsado por científicos interesados en enfatizar el carácter instintivo de las organizaciones (Forel). Se pasa posteriormente a un paradigma más sociológico, donde se estudia el hormiguero como un “super-organismo”. En esta época (años 30) se descubre la importancia de la interacción feromónica como motor gestor de los hormigueros. A partir de los 70 entra en danza la visión cibernética, las emulaciones informáticas de los hormigueros y su caracterización como sistemas emergentes.

Me resultan criaturas alienígenas. Entrado el verano, con el hormiguero rebosante de comida y a unas determinadas condiciones de calor y de concentración feromónica, la reina empieza a producir larvas macho. Frente a los 32 cromosomas de la diploide hormiga obrera, los machos están integrados por células haploides, con un único juego cromosómico, igual que el esperma de los mamíferos. Esperma en movimiento. Sometidas a una alimentación específica y bajo unas concretas condiciones ambientales, estas larvas se convertirán en pupas que desarrollan alas. Y llega el día. Hace mucho calor, la tierra está húmeda por recientes tormentas. La pupa es ya una hormiga alada. Se produce un cambio en la instrucción feromónica que regula la vida del hormiguero y las obreras dejan de alimentar a esos parientes estrambóticos y ociosos. Los expulsan a dentelladas de las cámaras de incubación, muchos mueren. Los que alcanzan el exterior del hormiguero se las ven con una hostilidad creciente; a todos los efectos son criaturas ajenas al hormiguero, su carga química les hace distintos, personajes no gratos, polizones ajenos a la solidaridad del super-sistema que deben ser desterrados de los dominios de la colonia. Cuando todo parece perdido, el esperma volante despliega sus alas y las corrientes de aire le elevan del suelo.

Durante unas horas, la hormiga macho señorea el espacio. Ve a sus congéneres desde arriba, desde muy arriba. Mapea un universo radicalmente distinto a la caverna en la que ha crecido. Pero en realidad sigue siendo un esclavo del Gran Rastro. La señal química por la que le ha sido dada la vida durante unas pocas horas. Debe encontrar otra hormiga alada hembra y aparearse. Es el vuelo nupcial. En algunas especies el improbable apareamiento es en el aire. En otras, la hormiga aterriza en un claro donde desplegará más señales químicas atractoras para su par hembra. Cuando el macho transfiere la totalidad de sus células reproductivas a muere. La hembra no. La hembra es una reina ahora. Lo celebra arrancándose las alas y buscando una oquedad en la que depositar sus primeros huevos. Si todo va bien, reinará durante 30 años, producirá millones de huevos con las reservas de aquel primer y único escarceo sexual aéreo.

Fascinante. Para saber más, les adjunto un link.

1 comentario:

Alvaro dijo...

En los insectos sociales, de los que no sé casi nada, vaya por delante, hay una cuestión interesante: es el problema del altruismo, que aquí se ve mejor por eso de que es un caso extremo. ¿ Cómo es posible que en un mundo regido por la selección natural haya individuos que NO SE REPRODUCEN SINO QUE AYUDAN A OTRO A REPRODUCIRSE? Esto requiere explicación porque ¿cómo es posible que persistan organismos cuyo comportamiento supone que no se reproduzcan? En otras palabras: no hay un comportamiento menos adaptativo ( en principio) que precisamente este que no es que dificulte la reproducción sino que de hecho supone que no la hay ( en principio), ¿¿ cómo es posible que sea " seleccionado" y perdure??.

La clave de los insectos sociales, y del altruismo más en general, está en una frase de Fischer: " Saltaría a un río para salvar a dos hermanos, o a ocho primos"