viernes, 18 de noviembre de 2011

¿Puede un autor robarse a sí mismo?



¿Puede un autor robar sus propios libros en la FNAC impunemente?
Acaso seducido por las doctrinas de Agustí Follatrons, el famoso guru del marketing editorial para autores umbral, Besa ha sido noticia recientemente por protagonizar un desagradable suceso en la FNAC de Callao.

Sabedor el hombre de que la prestigiosa librería ofrecía una partida de Ínsula Avataria, se personó en la macrotienda. A la salida fue abordado por dos guardias de seguridad que tras un registro le encontraron escondidos por diversas partes de su cuerpo un total de cuatro ejemplares de Ínsula Avataria.
Sin perder el aplomo, el Autor manifestó que él no había sustraído nada, que los cuatro ejemplares eran suyos, acreditando su identidad y apelando a los agentes a “ponerse en contacto con su editor”. Asimismo extrajo un albarán certificando ser propietario de 950 ejemplares de Ínsula Avataria, “por lo que es normal que siempre vaya con cuatro o cinco ejemplares encima”. Tras unos momentos de confusión, los de seguridad llamaron a control de cámaras desde donde se ordenó continuar con el procedimiento al disponer de grabaciones de alta resolución en las que se identificaba al Autor sustrayendo diversos ejemplares de Ínsula Avataria y camuflándolos (con una habilidad denotativa de cierta experiencia) en insospechadas partes de su cuerpo.

Poco después, aún retenido el interfecto en las instalaciones de FNAC, a las oficinas de la tienda llegó un burofax firmado por “Agustí Follatrons, Letrado-Asesor de la Asociación de Autores Minoritarios”, en la que se instaba a dejar en libertad a Besa. Follatrons argumentaba que asiste al Autor el derecho a “revisar sus obras” y a “no desentenderse de las mismas” en trasposición de la normativa europea en derechos autorales. En FNAC, por su parte, contraargumentaron que el Autor era bien libre de revisar su obras previo abono del PVP estipulado.

En una inmediata rueda de prensa (servida en exclusiva por el reputado blog Os voy a joder a Todos), Follatrons realizó una encendida y emotiva defensa del inalienable derecho del Autor a disponer de sus obras “libremente y sin pagar nada de nada. Faltaría más… Ni un duro… estaría bueno… Es ya lo último, que no puedas disponer de las copias de tu trabajo en un país donde es legal las descargas de todo tipo de contenidos. Es que es ridículo. Es como considerar que un autor plagia cuando se plagia a sí mismo. No podemos dejar estas cosas en manos del mercado”.

Por su parte Besa amenaza con denunciar a la FNAC ante la Comisión Nacional de la Competencia por considerar que FNAC practica sistemáticamente  la desigualdad y la exclusión social, menoscabando la posibilidad de lucro de Ínsula Avataria al no exponerla en los escaparates en igualdad de oportunidades respecto a las obras de autores como Zafón o Pérez Reverte (adjunta fotos). “¿Qué pasa, que no soy tan español como ellos? Aquí o follamos todos o la puta al río”,  manifestó, sugiriendo a continuación que la inquina de FNAC contra su persona “no es nueva, y me tienen envidia porque soy de Lérida. Y además a ellos solo les interesa promocionar a escritores suecos y belgas porque cobran menos y tragan con todo”.

Por su parte, Camilo Edgardo Tomasini, psicólogo de la FNAC explicó que en los últimos tiempos están proliferando hurtos de libros perpetrados por los propios autores. Suelen ser autores desconocidos, con una o dos publicaciones en pequeños sellos, “Se creen que no los ve nadie y esconden los libros de Ken Follet. Al principio no prestábamos  importancia, pero luego se vienen arriba y terminan robando los suyos (que revenden a mitad de precio a familiares y compromisos). Pocos días después aparecen como basiliscos espumeando por la boca y gritando a los encargados que por qué no se han repuesto los ejemplares de sus libros, algunos se quedan horas y más horas hasta que consiguen que alguien se amilane y lance un pedido. También se ha dado el caso de autores que, disfrazados de carretilleros, se hacen pasar por personal inmigrante de la distribuidora para entregar los libros sustraídos. Son muy listos y van siempre con el albarán, hay que tener cuidado. El propio Follatrons, disfrazado de moldavo, nos encolomó 130 ejemplares de sus novelas, de los que la mitad estaban en blanco, solo tenían la cubierta”. A juicio de Tomasini, “Follatrons es peligroso, Ínsula Avataria (que es una novela que se va a vender muy bien porque es estupenda) no necesita de estas trapacerías”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Agustí Follatrons"... boníssim!!!!! Un bon nom per un personatge d'alguna novel.la de Mendoza.

Saluacions d'un vell conegut.

Joan