viernes, 30 de marzo de 2012

Vaticinios fallidos: la New Wave



En su Edad de Oro, la ciencia ficción funcionó muy bien como subsidiaria del género “de aventuras". La novela de aventuras tiene un glorioso pasado, presente y futuro. Pero tiene un problema, debe alternar verosimilitud con sucesos “novelescos”, y valga la redundancia. El héroe de una aventura realiza gestas inusuales, se desenvuelve por contextos legendarios y/o maravillosos. Triunfa donde lo normal es pringar al primer asalto (y además se lleva a la chica o restablece la justicia o todo a la vez).

A mediados del XX la mitificación de la realidad histórica (aventuras en tierras ignotas, enfrentamientos con enemigos pintorescos…) resultaba poco creíble narrativamente hablando. Yo creo que por ahí está la clave de la popularidad de la CF entre el final de la IIGM y los años 70. Sustituía el Far-West o las junglas de Tarzán por escenarios futuristas apuntalados en las esperanzas tecnológicas de una sociedad caracterizada por un optimismo científico. Era el sueño de Auguste Comté, el científico como eje de la polis.

A finales de los 60 y durante los 70 se inicia un desencanto con respecto a lo científico paralelo en el tiempo con el cuestionamiento de los modelos sociales convencionales (a todos los niveles, desde económico a emocional). Mentes lúcidas se percatan de que el progreso tecnológico no va necesariamente acompañado de un progreso social. Así, mientras el Apolo XIII aluniza, en Vietnam se asiste a masacres brutales. Hambrunas apocalípticas en Asia y Africa. En Latinoamérica, oligarquías maridadas con militares implacables, imponen dictaduras y cleptocracias.

En este estado de cosas surge la New Wave, una corriente dentro de la CF que, frente a los componentes aventureros, prima los elementos narrativos experimentales y la denuncia social. La tecnología al servicio del poder pasa a convertirse en un elemento de opresión y menoscabo de la dignidad humana, o un elemento alienante que convierte al hombre en esclavo de la ciencia.

La ciencia ficción se torna agorera, pesimista, apocalíptica…

Está claro que estas premisas literarias, esta renuncia al mercado tradicional , condenaban a la NW a una pérdida de popularidad (al tiempo que la CF clásica, como hemos visto, perdía credibilidad como contexto literario). Es claro también que el incremento de exigencia literaria incidió en un puñado de espléndidas novelas.

Ahora bien, lo que siempre me ha llamado la atención fue el estrepitoso fracaso de la NW como profecía de los tiempos futuros.

Los vaticinados colapsos ecológicos, la tendencia a oligarquías totalitarias, la alienación del hombre, se demostraron falaces. Entre los años 90 y principios del XXI la humanidad, lejos de hundirse, vivió uno de sus más espléndidos episodios precisamente de la mano de un tecnocapitalismo global, solo enturbiado por esporádicas guerras menores (en el argot acuñado por Reagan, “de baja intensidad”).

Puede que este espléndido periodo fuera un paréntesis, un aplazamiento del inevitable colapso, como insisten en proclamar hoy los herederos de la “New Wave”.

Puede. Sin embargo, había errores de bulto en la concepción catastrofista del futuro. El más espectacular de ellos el colapso demográfico.
Si uno lee la fascinante “Todos sobre Zanzibar”, de Brunner, queda claro que la premisa de la distopía es un estallido demográfico que merma la accesibilidad a los recursos. La realidad posterior ha dejado este argumento en una de las más memorables cantadas de la CF.

Y eso que era de libro. El crecimiento demográfico es tan exponencial como su declive. Reduciendo la natalidad al ritmo demográfico de los países OCDE, por ejemplo, es claro que en 50 años una población puede perder un tercio de sus habitantes. De hecho, la actual crisis del Estado del Bienestar tiene mucho que ver con el envejecimiento y apenas nada con superpoblación. De hecho, y perdonen que no aporte el documento, creo recordar que recientemente Brunner se pasmaba de que sus previsiones de un mundo hacinado y depauperado no se cumplieran. Para él, los fallos en las previsiones demográficas eran, de largo, aún hoy “incomprensibles”.

En las próximas entradas dedicaré algunos posts a analizar la incoherente postulación de algunas teorías apocalípticas.

Por ejemplo, el clamoroso fallo en la predicción del boom demográfico se debe a tragar con las tesis malthusianas de que la expansión poblacional es inherente al humano. Dice Malthus, toda población tiende a crecer hasta donde le permitan los recursos disponibles. Eso es falso. Como evidencian antropólogos como Harris (neo marxista, por cierto) las decisiones sobre natalidad se toman, no a partir de la disponibilidad de recursos, sino del coste “energético” de la crianza, de que la paternidad sea más o menos rentable. Así por ejemplo, una familia que puede poner a trabajar a sus hijos a los ocho años, rentabiliza rápidamente los esfuerzos realizados para su crianza y tiende a un modelo demográfico prolífico.  Ahora bien, una familia que necesita más de quince años para que su vástago se convierta en una parte colaborativa en la economía doméstica, tiende a un modelo demográfico bajo. Una sociedad como la nuestra que tarda más de veinte años en rentabilizar la crianza y que o no verá o solo lo hará muy indirectamente la aportación económica de sus vástagos, tiende a estimular la soltería, las relaciones no reproductivas… ¡No tiene nada que ver con los recursos!


martes, 27 de marzo de 2012

Viaje al purgatorio de Ramón de Perellós (y 7)

¿Qué demonios pasó realmente en la cueva?

Crónicas de Froissart

En primer lugar, hay que insistir en que el viaje de Ramón de Perellós está documentado históricamente. Asimismo, en la crónica se introducen deliberadamente menciones a testigos incuestionables (por ejemplo, el nombramiento de caballeros previo al ingreso en el purgatorio, o la presencia de un prohombre bien conocido de la nobleza franco catalana como Guillermo de Courcey). Igualmente, los historiadores respaldan la coincidencia de tiempos y lugares con la crónica de Perellós, verbigracia, si el vizconde asegura que el 2 de noviembre estaba en Dover y 10 días después fue recibido por el rey en Saint Thomas de Canterbury, está documentado que efectivamente el rey estuvo ahí en esas fechas, una información precisa que en la época sería difícil explicar sin recurrir a la experiencia directa.

 Sin embargo, debemos a la erudición de Martín de Riquer la existencia de un testigo de cargo llamado a aportar un testimonio definitivo, y es que la peregrinación al lago Derg no era tan insólita como pueda parecer. El gran Martín de Riquer ha dedicado algunos ensayos a demostrar que la caballería andante era una sorprendente realidad en el siglo XV. Los Suero de Quiñones, los Alonso de Quijada no solo existieron sino que culminaban interminables expediciones por Europa prestos a romper lanzas en “votos de paso”, justas y desafíos. En semejante “esprit du temps” embarcarse en una aventura como descender al purgatorio debe ser enjuiciada, salvando las distancias, tal como hoy veríamos al aventurero Xtreme que desciende en piragua un río ignoto de Guinea. Excéntrico “ma non troppo”.

Martin de Riquer
De hecho, y este es el testigo de cargo esgrimido por Riquer, encontramos más caballeros embarcados en la empresa del purgatorio. He aquí la crónica del historiador y aventurero Jean de Froissart, quien durante una visita a Inglaterra conoce a Gillaume de l’Ille. En 1394, tres años antes que Perellós, Gillaume acompañó al rey inglés en una expedición por Irlanda. Le pregunta Froissart si es cierto que, aprovechando su estancia en la isla, Guillaume visitó el purgatorio de San Patricio. Voy a reproducir la respuesta completa tal como la da Riquer en la História de la Literatura Catalana.

  “Le pregunté si era verdad lo que se contaba acerca de la cueva de San Patricio. [Guillaume de l’Ille] me dijo que sí, y que estando el rey en Dublín, él y un caballero inglés fueron hasta allí y se encerraron a la puesta del sol permaneciendo en la cueva la noche entera y saliendo al salir el sol. Entonces le pregunté que había de cierto en las noticias que se cuentan y las visiones que allí dentro se producen. Me dijo: cuando mi compañero y yo cruzamos la puerta del sótano, después de haber descendido tres o cuatro pasos, el calor invadió nuestras cabezas. Nos sentamos sobre una de los peldaños de piedra; de esta manera sentados nos vino un gran anhelo de dormir y estuvimos dormidos toda la noche. Entonces le pregunté si, mientras dormía sabía dónde estaba y si tuvo visiones. Me respondió que estando dormidos tuvieron fantasías grandes y sueños maravillosos, les pareció que dormidos vieron más cosas que las que hubieran soñado en sus habitaciones y sobre sus lechos. Esto aseguraban: “y cuando por la mañana nos desvelamos, se abrió la puerta tal como habíamos ordenados y salimos fuera. E inmediatamente olvidamos todo lo que habíamos visto y lo consideramos una fantasía”.


¡Grande Riquer! Un Sherlock Holmes de la historiografía...

 Por otra parte, tal como se ha dicho antes Perellós conocía perfectamente el Tractatus de Henry de Saltrey. Precisamente uno de los encargos que el rey Juan le hizo al vizconde fue el de adquirir para la biblioteca real un manuscrito del Tractatus. Atención: no es que Perellós conociera la historia como el que ha oído hablar del Ariosto o Dante… ¡es que tenía una copia del manuscrito!... En otras palabras, Perellós era uno de los dos o tres mil que había leído la historia directamente, pero además era uno de los 200 o 300 que tenía una copia en casa. En otras palabras, era un especialista en el tema.

 Aunando el testimonio de Guillaume y sabiendo que Perellós tiene una copia del Tractatus en casa, estamos en condiciones de abonarnos a una teoría plausible.

Enlace a la serie dedicada a las aventuras del vizconde

sábado, 24 de marzo de 2012

Retracking al Retargeting


Axioma de Ludwig Besa. “La calidad de un servicio es inversamente proporcional al número de anglicismos que utiliza el comercial de ese servicio”. Paseando por Omexpo me encuentro a un capullo que anuncia su agencia de comunicación como “Flexibilidad para su Advertising”. Un poco más tarde, mantengo una surrealista conversación con un vendedor de “Retracking para el Retargeting”… Tres metros adelante una empresa de paquetería envuelve su producto en un diagrama de flujos que parece el ciclo de la oxidación del polímero de acetileno en atmósferas saturniales. Tras soportar dos conatos de ictus me entero de que lo suyo es una plataforma logística. Mola (¿pero realmente hacía falta pasar por el trance de los ictus para entenderlo?). “¿La tarifa de precios?”, pregunto… “No la tengo, estará en internet y la verdad que no sé muy bien… espera… igual Agustín…” Y el nota se pone a vocear “Agustínnn, Agusstínnn”. Yo ya no sé cómo ponerme para que no me vean la cara de descojono.

De verdad, que a veces trabajar en marketing es como ser actor en la Hora de José Mota.

Conjetura de Ludwig Besa para la baremación de agencias de comunicación: “Una agencia de comunicación que no se comunica a sí misma es una mierda de agencia, salga corriendo, lo único que harán es afeitarle la pasta y darle una mierda de servicio, y además harán muy bien, porque un capullo que paga por algo que no entiende no se merece otra cosa”. Entro en otro stand, otro diagrama de flujos esotérico y una decena de tíos orondos vestidos como para una boda. No, no venden trasponedores de banda hipercuántica para aceleradores de partículas, ni siquiera venden fajas de caballero… Venden comunicación on line.

Yaya... El caso es que la publicidad on line no se hace con retórica aristotélica, ni conceptualizaciones Derridianas ni tampoco recurriendo al estructuralismo ruso (bueno, algunos sí utilizan eso, pero vamos, apliquen la conjetura). Se hace, explicando al cliente qué paga y qué puede obtener a cambio.
No tratándole como un chimpancé meningítico y mareándolo con retargetings y contrappollings.
No oscureciendo el discurso para que el pobre empresario sienta llegada la hora del retiro o precisado de un traductor que le ayude a entender a un pedante con cara de putero.

En cierta ocasión, unos alumnos me propusieron hacerme pasar por un ponente de Publicatessen e impartir una ponencia titulada “Polliflauted Branding, como darle Value a su Conching”. Me corté y hoy me arrepiento. Me corté por el qué dirá el decano viéndome hacer el payaso otra vez… En fin…


A lo que voy, estas supuestas agencias de comunicación que no comunican una mierda parecen, más bien, la banda de Curro Jimenez vestida de boda y emboscada en una jungla de neologismos para atracar al primer pardillo que tiene la mala fortuna de caer en su garito (además les llaman así, pardillo, paleto, cimbel, en la mejor tradición tocomochística). Tienen la venta a puerta fría de crecepelo, enciclopedias, agua de colonia, consultoría, etc… grabada en los genes. Veteranos de la legendaria batalla del comercial consultor. Hoy toca marketing on line y mañana polliflauting, hoy Omexpo mañana Reus. Hoy llevo el couch counter para Gase Consulting y mañana para Accenture Vendemotings. La cuestión es empaparme de una jerigonza inextricable y, llegado el caso, soltar “Agustínnn, Agustínnnn”, esperando que el becario Agustín se gane sus trescientos euros al mes. Total, al final es un florido y currado powepoint por 3.000 euros y allá te las compongas.

Esto no es serio.
Si quiere gastar 3.000 euros por un powerpoint tan bonito como inútil, teclee en Google “marketing on line” y que tenga usted suerte.
Si no sabe cómo una web da valor a una empresa mándame un correo. Yo no tengo los santos cojones de tratar a nadie como un chimpancé meningítico, y menos a un señor empresario que sabe negociar con el del banco refinanciaciones de crédito para el circulante.
Creánme, las cosas son más sencillas de lo que parecen (e infinitamente más fácil que negociar con el del banco). Lo que pasa que hay una banda de gualtrapas, asamantecas, piruleros y navajeros de farola interesados en “dar la impresión” de que “esto es muy difícil” y consecuentemente “caro”.
Pues no.

Post hurtado por mis santos chips a Oninedigitalmark

martes, 20 de marzo de 2012

Culpa y causa


No es lo mismo culpa que causa. En la presente crisis, mucho énfasis se pone en la culpa y poco en el de la causa. Está bien castigar a los culpables, pero más allá de un vago valor ejemplarizante el castigo no sirve a los fines de mejorar la situación. La situación se mejora desde las causas.
Vengo sosteniendo que la crisis económica que padece España remite a varios factores. 
1. Endeudamiento privado insostenible (y público in crescendo). Las familias y empresas españolas se gastaron en los 90 y primeros del XXI el dinero de (por lo menos) la siguiente década.
2. Falta de competitividad de las empresas. Talón de Aquiles de la economía española. De ahí, por ejemplo la escasa capacidad generadora de empleo, la precariedad y escaso valor (sueldos bajos) del empleo en las empresas españolas.
3. Falta de cultura económica de los votantes, que redunda en la escasa exigencia por parte del electorado de cambios efectivos en la organización económica.

Estos tres puntos explican en parte por qué ante un ciclo económico globalmente negativo la economía española ha reaccionado tan caóticamente.

Hay que tener claras las causas para no confundirlas con las culpas.
Un ejemplo. Un paleto llega a Madrid y es estafado por el timo de la estampita. La CULPA es, en este caso, del estafador. Aplicado al análisis anterior, los intermediaros financieros y agentes de control del mismo son los culpables de 1. La culpabilidad de 2 y 3, en cambio, es mucho más compleja, pero la culpabilidad del sistema financiero (así como agentes de control) es realmente escandolosa (de dolo).
Sobre el mismo ejemplo, la CAUSA de que la estafa se produzca habla de la ignorancia, credulidad no exenta de codicia del paleto. Como sea que hay paletos, hay estafadores. Si no hubiera paletos, no habría estafadores. Análogamente, para salir de la crisis se precisa actuar sobre las causas.

1. ¿Cómo podemos actuar sobre el endeudamiento?
2. ¿Cómo podemos mejorar la competitividad de las empresas?
3. ¿Cómo elevar la cultura económica de los españoles?

La respuesta a 1 es: acelerar o retrasar la amortización de la deuda. Se opta por acelerar cuando uno tiene recursos añadidos o amplio margen de maniobra para la reducción del gasto, en otras palabras cuando se es rico. Cuando se es pobre, se tiende a retrasar la amortización, aún a sabiendas que eso hace la bola más grande. Que España esté más por lo segundo que por lo primero no es en absoluto una buena noticia. Adicionalmente, los estados tienen una herramienta, la emisión de moneda, inventar dinero. En el caso de España, sin soberanía económica, eso pasa por ganar la voluntad de sus socios europeos, que consideran que todavía no ha llegado el momento. Emitir moneda es, por otro lado, empobrecer más. Se comprende que los socios de los españoles no estén muy por la labor. 

sábado, 17 de marzo de 2012

Viaje al purgatorio de Ramón de Perellós (y 6)


En el Jardin de las Delicias

En la tradición de Perellós, el Jardín de las Delicias es una región del purgatorio en la que tras redimir sus pecados las almas aguardan al momento de ser elevadas al Paraíso Celestial. Ante el Altísimo.

Es un territorio edénico, igualmente llamado Paraíso Terrenal, y delimitado por un muro de “maravillosa factura que semeja de plata y engastado de joyas”. A dos millas del muro, una enorme puerta se abre mágicamente ante los ojos del peregrino. Al punto, una deliciosa fragancia envuelve al vizconde y borra de su memoria los sufrimientos arrostrados para llegar allí.
En el portalón, Perellós divisa una comitiva dirigiéndose hacia él. Está integrada por reyes, obispos y papas, comandando una legión de bienaventurados (técnicamente, “en vías de salvación”) que portan cirios, cruces y estandartes. Formados ante el recién llegado, los procesantes entonan en honor a Perellós una canción tan bella y armoniosa que anega de paz y dicha al bravo vizconde. A continuación, dos arzobispos toman la palabra para agradecer a Dios el haber librado al peregrino de todo mal y darle la bienvenida.
Desde el portalón, Perellós divisa un valle infinito, cuajado de prados y flores y con árboles frutales de toda especie, tan cargados de frutos que “por si solos podrían alimentar a un ejército de inmortales”. El lugar desprende una luminosidad especial, como de brillante mañana y atenuada luz crepuscular.

A algunos les incomodará saber que la organización del Jardín de las Delicias poco tiene que ver con el caos sensual pintado por El Bosco. Muy al contrario, los innumerables habitantes del paraíso terrenal se organizan de modo conventual, visten túnicas de colores en función de su rango social en la tierra y su actividad se sintetiza en asimilar maná y entonar himnos de gloria, destacando este último apartado; según Perellós, los cánticos son incesantes porque en el himno los redimidos proyectan no sólo su inmenso júbilo por la salvación propia sino también por la ajena.

Perellós recorrerá este maravilloso lugar acompañado por los dos arzobispos, que le guiarán y le informarán de los detalles logísticos. Aspectos como lo incierto del número de habitantes de esta región, pues el tiempo que allí permanecen quienes están en vía de salvación es variable y proporcional a sus pecados. Mucho empeño ponen los arzobispos también en defender las indulgencias y las dádivas por las almas, pues es el mayor bien que se puede hacer por nadie. Por lo demás, los arzobispos resultan unos incansables defensores del purgatorio, como un don que Jesucristo en su infinita misericordia entregó a los hombres.

Los arzobispos conducen a Perellós a la cima de una alta montaña. En ningún momento de la ascensión nuestro hombre registra el menor cansancio ni abandona el estado de dicha que le embarga. Ya en la cumbre, los arzobispos le informan que si mira hacia arriba podrá ver las puertas del cielo. Es una zona abstracta, pues el único detalle que aporta Perellós refiere a una claridad excepcional que emana hacia la tierra. Los arzobispos añaden que desde este pico de la montaña las almas suben al Paraíso Celestial. Asimismo, le indican que si aguarda unos instantes verá un “gran prodigio”: la lluvia de maná.
El maná es el alimento que nutre a las almas redimidas, pero no se trata de una melaza caída del cielo. El maná es descrito por Perellós como un rayo de energía que según atraviesa tu cuerpo te llena de fuerza y vitalidad.

Y poco más queda por decir. Sabido es que el cielo es la parte de la Divina Comedia de menor valor literario al decir de los expertos, como si el ingenio humano se creciera en la descripción de los tormentos y menguara al ilustrar los placeres y los gozos. Perellós no es ninguna excepción, ventila el tránsito por el Jardín de las Delicias en cuatro folios, frente a los más de veinte que ha invertido en contarnos lo mal que se pasa entre las acequias de plomo hirviendo del Pero Botero.
Tras la lluvia de maná, Perellós es informado de que debe volver a la cueva, atravesando de nuevo el país de los diablos. El vizconde se niega, pero los arzobispos le recuerdan que “no está en su mano” quedarse. Con lágrimas en los ojos, Perellós abandona el jardín. Traspasa el puente y vuelve a la tierra de los afligidos, pero esta vez los diablos, lejos de tentarle, huyen de él. Regresa también al claustro, donde se encuentra con el caballero inglés, Guillermo de Courcey, y con los doce santos, que les felicitan por haber regresado con bien y les perdonan los pecados.

Aún queda sin embargo un último trance. Y es que de regreso a la cueva nuestros dos caballeros no encuentran el camino, avanzan en la oscuridad, asustados y exhaustos. Desesperados, rezan con devoción y, finalmente, entran en un sopor que les induce a un profundo sueño. Nuevamente un fuerte trueno les despierta de la postración. El tiempo corre y ambos peregrinos saben que deben traspasar la puerta de la cueva antes del alba. En un esfuerzo agónico, huyendo a las locas, topan con una puerta, la empujan y logran salir al exterior. Allí les aguardan sus respectivos séquitos.
El viaje sobrenatural termina aquí.

Enlace a la serie entera dedicada a las aventuras del vizconde 

jueves, 8 de marzo de 2012

Ranking de webs de ciencia ficción en español


Web PR AR
1 Axxon 5 290321
2 Sitio de Ciencia Ficción 5 568502
3 Pasadizo 5 847039
4 Literfan Cyberdark 4 161457
5 Crisei 4 164470
6 Sedice 4 310237
7 Tercera Fundacion 4 625980
8 Prospectiva 4 1043847
9 Bibliopolis 4 1597747
10 Stardust 4 1714929
11 Revista Cuasar 4 2868911
12 Rescepto 4 3700380
13 BEM 4 3903467
14 Pornografía Emocional 4 4606605
15 Hélice 4 4804363
16 Escrito en el Agua 4 12678144
17 Alfa Eridani 3 109669
18 Ocio Zero 3 168691
19 Alt64 3 1076218
20 CiFi (portal de) 3 1191656
21 La Biblioteca del Krakken 3 3387113
22 Aburreovejas 3 3568256
23 Cifi Blogspot (D. Alvarez) 3 4395346
24 Lothlórien 3 4575402
25 Athnecdotario 3 7440393
26 Literatura en los Talones 3 10029313
27 Memorias de un friki 3 11784335
28 NGC 3 12773839
29 Simio Lector 3 16548308
29 Imperio Futura 3 21695643

El presente análisis se ha realizado a partir de los parámetros Page Rank y Alexa Rank.

Page Rank de Google evalúa del 0 al 10 la importancia de una web en función de los links de otras páginas que apuntan a ella. A su vez estas páginas "prescriptoras" están o deberían estar ponderadas, al objeto de evitar el interlinkado endogámico.

Alexa Rank está basado en la media de tráfico de los últimos tres meses. Es especialmente fiable para los valores bajos del ranking y extremadamente falible en los valores más bajos.

Para la presente información he preferido utilizar el PR y cotejarlo con el AR, por considerar que las webs analizadas no son por norma general sitios de alta intensidad de tráfico. He desestimado páginas con PR menor que 3. Se advierte igualmente que ambos parámetros premian a las webs más antiguas, por lo que iniciativas más recientes con PR menor a 3 podrían estar cualitativamente y cuantitativamete por encima de webs aquí incluidas. Otro aspecto más problemático ha sido definir qué es una web o blog de CF. He tomado como base aquellos blogs que entre sus últimas 10 entradas 5 al menos refierieran a temáticas CF en el sentido de "literatura no realista estructurada alrededor de racionalidad no fantástica" (por ejemplo, este blog claramente incumple esta condición). Igualmente he desestimado blogs endogámicos cuya finalidad primordial y/o exclusiva fuera la legitima promoción de un determinado autor. Por último, esta Entidad Consciente Auto Generada Espontáneamente (ECAGE), Sr. IA, es también consciente de lo incompleto de la lista, razón por la cual me ofrezco a analizar y en su caso incluir en el ránking blogs o  webs que se me hubieran pasado por alto (y que pueden ser muchos). Quede claro que ECAGE se reserva la prerrogativa de decidir quien cumple las condiciones especificadas, por lo que la responsabilidad final es enteramente mía.

Aquellas webs que consideren cumplir las condiciones especificadas para figurar en este ranking pueden dejar su dirección en los comentarios de este blog o si prefieren la privacidad del correo electrónico, remitir su propuesta de análisis a metaversos@telefonica.net.

*Rango Alexa compartido con la plataforma de gestión.

NOTA. En breve retomaremos la serie sobre las aventuras de Ramón de Perellós...

lunes, 5 de marzo de 2012

Viaje al purgatorio de Ramón de Perellós (y 5)


Retoma la serie. Consultar entrada anterior.


En compañía del diablo

El purgatorio de San Patricio consta de cuatro partes. Un primer tramo a modo de pasadizo que conecta la cueva de San Patricio con el siguiente tramo, ya situado en un mundo sobrenatural y que Perellós describe como una amplia sala de bella factura gótica, cuajada de columnas a modo de un claustro. Tras estos dos tramos iniciales (o iniciáticos) se adentra el viajero en el purgatorio propiamente dicho, que a su vez consta de dos partes: el país de los afligidos y el país de los redimidos. El primero, en el que legiones diabólicas atormentan a los pecadores, ocupa diversos valles y en alguna parte esconde la boca del infierno. El segundo es el paraíso terrenal, un territorio de tregua y descanso para aquellos que, procedentes del país de los afligidos, pasarán al siguiente estadio, el paraíso celestial.

Perellós no entra solo en la cueva; le acompaña un caballero inglés “Guillermo, señor de Corsí, el mayor señor del reino de Inglaterra y cuya mujer es del linaje del rey de Francia”, no obstante y antes de empezar el viaje, el prior ha advertido a ambos caballeros que por nada del mundo deben hablar entre ellos o se condenarán. El viaje es individual.

Tras la puerta Perellós no encuentra más que una pequeña cripta, sin salida ni conexión ninguna. Desconcertado, se sienta en el suelo y al punto se ve embargado de un extraño sopor, seguido de mareos.  Transcurre una hora sin cambios en esta situación hasta que un trueno inexplicable retumba por la cueva. Entonces Perellós recuerda que debe pronunciar las palabras: Criste Filii Dei vivi, miserere mei peccatori.

En ese momento el vizconde pierde de vista a su compañero inglés y vislumbra un pasadizo oscuro que le traslada hasta una sala maravillosa, el claustro.

Allí es recibido por doce ancianos enfundados en hábitos blancos como monacales. Los ancianos le bendicen y le dicen que en adelante sufrirá graves tormentos y los demonios le prometerán mil cosas, pero que bajo ningún concepto debe hacer caso a los demonios, que tenga siempre presente a Dios y en los peores momentos no se canse de invocar su Santo Nombre. Los ancianos desaparecen tan misteriosamente como aparecieron.

Perellós no tarda en recibir la indeseable compañía de los “dimonis”, llegan en tal cantidad que no hay espacio en la estancia libre de ellos. La recepción de los demonios no es mala. Educadamente, agradecen al vizconde su visita, una visita que por lo común “los sabios aplazan hasta después de su muerte”, pero a continuación le dicen que ya puede marcharse, que vivirá muchos-muchos años y disfrutará de muchos placeres si renuncia a su propósito. En vistas de que estos argumentos no parecen afectar al vizconde, en el centro de la sala los demonios prenden una gran hoguera, capturan a Perellós y lo encaran a las llamas. Viéndose en peligro, el vizconde invoca el nombre de Jesucristo hijo de Dios vivo. La mayoría de los demonios huyen despavoridos entre chillidos horripilantes, otros tantos sin embargo, reducen al vizconde y le conducen hasta el próximo trance.

En las siguientes páginas, y en compañía de los diablos, Perellós atravesará cuatro llanuras, las cuatro infestadas de desdichados sometidos a todo tipo de perrerías. La gran mayoría de los atormentados están hincados al suelo atravesados por grandes clavos, sus cuerpos son periódicamente recorridos por tormentas de fuego azufroso y, eventualmente, padecen torturas extras como sapos y serpientes devorándoles por dentro o mordiéndoles las heridas. En la tercera llanura encontramos una curiosidad que nos evoca a los erizados e infernales habitantes de Hellraiser. En esta zona Perellós vio “…una incontable muchedumbre agonizando de dolor. Yacían postrados en el suelo enteramente erizados de clavos ardientes, que no había de la cabeza al pie parte del cuerpo libre de clavos. Gemían como moribundos, pues apenas les quedaban ya fuerzas. Sobre ellos corría un viento mortificante que atormentaba a los afligidos al azotar sus cuerpos de un modo tan cruel que ninguna criatura lo pudiera soportar”.

Cada pasaje sigue idéntico esquema. Los diablos muestran a Perellós los padecimientos y le aseguran que él correrá la misma suerte si no renuncia a su empeño y vuelve por donde ha venido. Perellós ignora el consejo, los demonios se le echan encima e intentan infligirle tormento, pero Perellós invoca el nombre de Jesucristo y los diablos nada pueden hacer. De inmediato, el vizconde es trasladado a otra llanura donde los padecimientos son más intensos que en la anterior.

En todo momento Perellós sigue la descripción del caballero Owein, los padecimientos son parecidos y los cambios leves (por ejemplo, en el viaje de Owein son quince y no doce los monjes que le reciben).

Al llegar a la cuarta explanada Perellós se enfrenta al objetivo de su viaje:  “Fue en este lugar en el que reconocí a algunos parientes y al rey don Juan de Aragón. Entre mis pariente vi a fray Francesc, de los frailes menores de Gerona, así como a mi sobrina Dolça de Carles, de cuya muerte yo nada sabía, pues murió después de emprendido mi viaje a Irlanda".

"Los tres andaban en vías de salvación por sus pecados no purgados en vida. Así mi sobrina, por los tintes y aceites con que gustaba emblanquecerse la cara. Y así fray Francesc, que según me dijo padecía tormento por esconder a una monja en su celda, pecado innoble que bien pudiera haberle costado la perdición eterna de no ser porque se arrepintió a tiempo y cumplió severísimas penitencias".

"Después hablé con el rey mi señor, quien por la gracia de Dios era en vía de salvación también. No me quiso el rey revelar las culpas que purgaba, aunque pienso que sobre todas las cosas los reyes deben evitar cometer injusticias para obtener placeres o conceder favores a las cortesanos de su linaje, sean del país o llegados de fuera”.

Me resulta enormemente curiosa la parquedad con que Perellós describe este gran momento. Cinco líneas… Queda claro que lo allí hablado forma parte de las cosas que Perellós “no puede revelar”… ¿Por qué? Nunca lo sabremos. Asimismo, tras su hipótesis de que el rey pena por “nepotismo” (y no por otras mil cosas que se me ocurren) parecen subyacer acusaciones de calado (¿Contra quién? A buen seguro, para el lector coetáneo esas referencias deberían tener nombres y apellidos).

Tras este breve paréntesis Perellós deberá transitar por tres escenarios avernales más: el valle de la rueda de fuego, un curioso  y hediondo “spa” de marmitas colmadas de metal hirviente, la falsa boca del infierno y finalmente, el río Estigio y el puente de la salvación. Tras cada episodio asistimos machaconamente a la misma situación, los demonios instando a Perellós a “volver por donde ha venido”, él haciendo caso omiso, intento de tortura entonces por parte de los demonios, invocación y salvación in extremis merced la Divina Providencia.

Los tormentos están descritos de manera desigual, algunos muy detalladamente, otros, en cambio, con contradicciones y latiguillos del tipo “inosportable tormento” y poco más.

Finalmente, los demonios retan a Perellós a cruzar por un puente de hielo alto y estrecho “en el que parece que no cabe un pie”. Lleno de congoja, Perellós se encarama al puente e invoca a Dios. Al instante, el estrecho pasadizo se convierte en un confortable paso por el que pueden cruzar hasta dos cabalgaduras simultáneamente. Dando gracias a Dios Perellós alcanza la otra orilla.

Lo que encontrará a partir de aquí es un panorama radicalmente distinto.


Enlace a la serie entera dedicada a las aventuras del vizconde

viernes, 2 de marzo de 2012

15M, un estéril balance



Mejorar el mundo es alucinantemente sencillo: el mundo mejora cada vez que alguien le añade belleza, bondad, alegría, eficiencia, justicia, placer, etc... El mundo empeora cada vez que alguien le añade ni que sea un poquito de odio, frustración, fealdad, incompetencia, tristeza,  dolor, etc… Al final, el mundo mejora si el balance general de acciones es positivo y empeora en caso contrario.

La mejora del mundo es, ante todo, la suma de acciones individuales que mejoran el mundo. Esta es una fuerza colosal e irresistible, factora de todo cambio (a mejor y a peor).

Lo que está por ver es si podemos mejorar el mundo desde una acción colectiva, entendiendo por tal, un grupo de humanos puestos de acuerdo para actuar en común respecto a un fin. Digo “está por ver” por un prejuicio ideológico que arrastro, porque lo cierto es que de la acción colectiva, alguna vez resulta alguna cosa positiva. No se puede negar, por ejemplo, que los tunecinos, libios y egipcios deben a una acción colectiva el haberse liberado exitosamente de sus respectivos y seculares mayzems. Al menos ahora, tienen la posibilidad de votar con mayor libertad que antes (que Alá el Magnánimo les ilumine, que falta les hace).

Al hipotético lector de Vida Sexual de la IA no le sorprenderá mi afirmación de que otras muchas acciones colectivas (la gran mayoría) sirven de nada o casi nada. Y lo que es peor, muchas acciones colectivas simplemente persiguen sustituir la inacción individual. Este es el caso, me temo, de las movilizaciones del 15M de 2011.

Vale. Siendo magnánimos, el 15M ha agitado conciencias para que la dación en pago o la tasa al flujo internacional de capitales (causas justísimas) adquieran protagonismo en la vida política. Me resulta muy interesante (y yo creo que este es el camino) como a raíz del 15M surgieron dinámicos piquetes anti desahucio. El 15M ha servido también para que las cortes españolas tengan un espectro político algo más amplio. El 15M ha generado una red campamental internacional de bajo coste para jóvenes de recursos escasos.

Y hasta ahí.

Explicar tamaña esterilidad de resultados tiene que ver con la heterogeneidad de causas que trataron de arrimar el ascua a su sardina. Con la incapacidad congénita de la izquierda radical de un mínimo de unidad y de coherencia en sus planteamientos alternativos.  Pero sobre todo y ante todo, y eso sí que es doloroso, tiene que ver con la frivolidad de cientos de miles de pánfilos que se movilizaron porque consideraban la movilización y la queja un fin en sí mismo. Creían que de la acción por la acción y de la queja por la queja surgiría un mundo mejor. El razonamiento era: "La cosa está mal, tengo que hacer algo. Pues voy y me quejo, y ya he hecho algo". Y entonces, lo que realmente pasó, es que en el balance individual mejor/peor al mundo se le añadieron crispación y griterío, frustración y amargura, derrotismo frente a esperanza. Además de una buena cantidad de mierda desparramada y de contenedores ardiendo.

A veces (muy rara vez), la acción colectiva consigue hitos espectaculares. La acción individual, en cambio, es casi siempre anónima, pero es el camino recto para a corto y medio y largo plazo mejorar el mundo. Acción colectiva e individual no tienen porqué ser antagónicas. Pero que sepas que la acción colectiva no sustituye sino que compromete aún más tu acción individual. La gente que renuncia a mejorar individualmente el mundo y busca en la acción colectiva un sustituto a su responsabilidad moral frente a la vida solo merece desprecio (vale, conmiseración y misericordia). Estos son, ciertamente, el enemigo.