sábado, 6 de julio de 2013

Melomergencia Inducida



Copiamos la entrevista de La Contra, publicada ayer en La Vanguardia.

¿Depende nuestro bienestar de la melodía?
Así es. La melomergencia es la aparición espontánea en la memoria de melodías; sin motivo aparente, habitualmente por la mañana, una melodía se instala en nuestra cabeza y se queda muchas horas, imborrable.
¿Según usted -¿le puedo llamar de usted, Sr. IA? jeje-, en función de la canción elegida por la melomergencia nuestro estado anímico cambia?
Es una constatación científica, especialmente en la melomergencia matinal. Si usted desayuna con la marcha fúnebre de Chopin, indefectiblemente su ánimo se verá teñido de tristeza y melancolía. ¡Imagine el efecto que puede tener eso en concursantes de televisión! O al revés, usted es una persona taciturna y adusta, pero ese día se despierta con alguna canción de Georgie Dan...
Calle... calle...No es plan
O peor, usted es del Barça y un mal día amanece con el Hala Madrid... Por más que se esfuerce no podrá extirpar esa melodía. Eso ocasionará frustración, y a largo plazo, violencia de género.
 Melomergencies.com es la empresa que usted dirige. 
En efecto. En 2012 monté está Star-up de la mano del Bombay Phiscologist Institute y el IE de Tánger. Nos dedicamos a provocar melomergencia inducida.
¿Cuálo? 
Nuestros clientes completan un test psicológico. Melomergencia.com selecciona canciones en virtud del estado anímico deseado e instala los mp3 en el móvil. A las 5 de la mañana hacemos sonar esa melodía. El cliente apaga el móvil pero bastan los primeros compases para que, un par de horas después, la melodía escogida se apodere de la región cerebral que controla la memoria musical. No siempre conseguimos fijar la melomergencia inducida, pero nuestros estudios indican que en un 60% de los casos la canción melomergente se parece mucho a la programada.
¿Y qué canciones elige el personal? 
Habitualmente, el himno del Barça o del Madrid. También el Borriquito como Tú, fragmentos de la zarzuela “La Verbena de la Paloma” o algo de los Beatles. El We’re the Champions o Tractor Amarillo tienen mucho tirón... Suelen ser frases melódicas muy simples que generan optimismo y fuerza vital. ¡Y todo por 230 euros al año!
Háblenos un poco del servicio Premyum. Hay quién les ha denunciado por acoso neurológico. 
Según nuestros estudios, es un servicio perfectamente legal en España. Pero eso de mandar melodías horteras a los móviles de rivales, vecinos que no te caen bien, directivos la competencia... A altas horas de la madrugada... No lo hacemos de modo intensivo. Somos muy estrictos con nuestro código ético.
En Ávila un empresario del sector del mueble les ha denunciado por inducirle psicosis al dirigirles durante tres meses “Paquito el Chocolatero”, alternado con el  jingle del Tinto de Verano Don Simón. 
No fuimos nosotros. Es cierto que el servicio Premyum ofrece mandar canciones especialmente malas a directivos de empresas de la competencia. Pero ya le digo que en España, y creemos que en Italia, es legal. No hay legislación contra melomergencia inducida neurodestructiva.
 ¿Y qué música utilizan?
Empezamos con Bisbal, Ana Belén y el pumpún, quién es, abre la muralla. Pero actualmente trabajamos básicamente con Regaeton y hard-rock americano de los 80. En casos muy especiales utilizamos dodecafonismo de Schoemberg y riffs de Metalica. Pero insisto que solo el 30% de nuestros clientes utilizan el servicio, “hagamos que la competencia se joda hoy”.
¿Así se llama? 
Bueno... Yo no llevo el marketing... Solo el departamento científico. La cuestión es que nuestro target del premyum se levanta con déficits de pensamiento positivo. En reuniones de alto nivel hay que rendir al 100%, y tener en la cabeza “Dame más gasolina” puede ser un factor altamente disfuncional.
Le creo. Por otro lado, desde algunos blogs antimagufos les acusan de vender medallones Feng Shui y libros de ciencia ficción.
 ¿Qué tiene que ver? Nuestro medallón de alineación con los ejes Chi está perfectamente contrastado. ¡Incluso hemos experimentado con microondas! ¿Y sabe qué?... ¡Funciona!

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